18 Feb La aplicación que ayuda a curar la malaria jugando al móvil
Según datos de la Organización Mundial de la Salud más de 3.000 millones de personas, la mitad de la población mundial, están expuestas a la posibilidad de ser contagiadas por malaria. Las zonas de riesgo se extienden por 97 países del mundo en cuatro continentes (África, América del Sur, Asia y Oceanía) y en 2015 se diagnosticaron 214 millones de casos que, según distintas estimaciones, acabaron con la vida de casi medio millón de personas. A pesar de los avances realizados en las últimas décadas, el paludismo sigue siendo una de las enfermedades más devastadoras que existen. La transmisión de la malaria a través de la picadura de la hembra del mosquito anopheles hace que sea muy difícil de erradicar en las zonas endémicas, especialmente en el África subsahariana, donde se sitúa la mayor tasa de mortalidad por esta causa. Unas cifras que podrían reducirse drásticamente con un diagnóstico precoz de la enfermedad.
Lo que nadie esperaba es que la solución pudiera encontrarse en algo en apariencia tan alejado del mundo de la medicina como un videojuego. Para tener esa idea era necesario un científico con un toque iconoclasta o, como él mismo se define, antidisciplinar. Ese científico es el español Miguel Luengo, que tuvo la genial idea de pensar a lo grande: si alrededor de mil millones de personas juegan habitualmente a videojuegos y el 70% lo hace desde un teléfono móvil, ¿por qué no utilizar todo ese potencial humano en ayudar a quienes lo necesitan? Así fue como nació MalariaSpot, un juego para smartphones en el que miles de personas identifican parásitos de malaria en imágenes digitalizadas de muestras de sangre reales. La efectividad del método es equiparable al diagnóstico de un profesional y permite detectar el paludismo en pacientes que no tienen acceso a un sistema médico adecuado.
Ingeniero en Telecomunicaciones y doctor en ingeniería Biomédica, Luengo fue galardonado el año pasado con el premio Innovadores Menores de 35 del MIT por este proyecto que “combina gamificación y responsabilidad social”. Un desarrollo al que todavía le queda mucho camino por recorrer, ya que, tal y como afirma el científico español, este mismo sistema podrá ser utilizado con otras enfermedades como la tuberculosis.
Texto: José L. Álvarez Cedena #elfuturoesone